lunes, 4 de mayo de 2020

Diferencias culturales entre españoles e indígenas

Existen muchas diferencias entre estas dos civilizaciones, pero en realidad hay muchísimas similitudes, es decir, nuestros antepasados tenían muchas costumbres, tradiciones, creencias que nos parecíamos muchos a ellos, les menciono algunos:
                                              
Para poder ver a Moctezuma en sus aposentos, tenían que hacer una reverencia, se presentaban ante el y se hincaban, agachaban todo el cuerpo hasta que la cabeza pegara en el piso, las manos debían estar extendidas al frente y esperaban a que el Huey Tlatoani les dijera que puede levantarse, de esta forma le daban las gracias y empezaban a decirle lo que ellos iban a decirles, una vez que ya habían terminado de expresarles todo, Moctezuma les preguntaba si ya era todo y ellos contestaban si mi señor y les decía puedes irte, esa persona daba tres pasos hacia atrás pero sin darle la espalda a Moctezuma, con la cabeza inclinada, mirando al piso, después de los tres pasos se daba media vuelta y salia de los aposentos. 

Los dioses prehispánicos tienen similitud con los Santos de los españoles o de la religión católica. 

Las culturas prehispánicas reverenciaban, adoraban o aplacaban a sus diversos dioses, en realidad creo que hay mucha similitud, ellos tienes a un Dios que no sabemos como es el, tienen a Jesús su hijo, apóstoles y gran cantidad de santos a quienes son santo patrones, se les hacen sus reverencias, sus fiestas y se les encomienda a ellos para pedirles milagros, ademas también de agradecerles, tan parecidos como los dioses de nuestras raíces. Ellos esculpían a sus santos con las más finas piedras de caliza, ubicadas en Xaltocan que los mismos escultores realizaban cuando apenas se habían extraído de la cantera, así, podían darle forma con herramientas de obsidiana, madera y cobre; algo parecido a los santos de la religión católica no crees, a los que tenemos en casa la mayoría de los que profesamos esta religión impuesta por los españoles. 

Diosa Tlazoltéotl. 
En una ocasión un joven acompañó a su papá que trabajaba en una cantera de donde se extraía piedra caliza; su padre le dijo: hijo mio hoy me vas a acompañar a la cantera para que aprendas el oficio que yo realizo, te voy a enseñar como debes extraer bloques de esta fina, tan preciada y cara piedra; mira hijo debes de mirar bien esta parte de la roca, siéntela con tus manos, encuentra las fisuras que recorren esta parte de la roca madre, yo por ningún lado no podía verlas ni mucho menos sentirlas por mas que me esforzaba, ahorita no podrás verlos pero con el tiempo lo vas a lograr, en eso mi padre llamo a sus trabajadores, vengan para acá y pongan unas cuñas en estos lugares, le había marcado los lugares con una especie de gis negro, los trabajadores clavaron las cuñas de madera y durante el día les ponían agua a las cuñas, esto para que hagan un efecto a la roca madre, el padre del joven le dijo, hijo mio vamos a casa, mañana regresaremos para poder seguir trabajando, al día siguiente regresaron a la cantera, donde extraían la piedra caliza,  que era propiedad del padre del joven; cuando llegaron, el señor se paró donde sus trabajadores habían clavado las cuñas de madera y dijo: hijo mira como se desprenderán bloques de caliza perfectos, cuando el se paró, pareciera que la piedra conocía a mi padre y se escucho un tronido,  y se desprendieron bloques de la roca madre, que caían al vacío, pero hasta abajo sus trabajadores habían colocado unas redes que habían hecho para que los bloques no cayeran al suelo y se hicieran en pedazos, cuando bajaron de la roca madre para ver los bloques, el señor dijo, hay que bajar los bloques para poder venderlos, estos bloques están perfectos para venderlos a la capital, y estos mas alargados servirán como piso en los templos de nuestros dioses, los trabajadores estaban bajándolos de la red cuando se les quiebra un bloque, uno de los trabajadores estaba a un lado de la red y de los otros que hacían las maniobras, le cayó un pedazo, este le corto en dos partes, se desplomaron las dos partes de su cuerpo, lo había partido en dos sin ninguna dificultad, un corte tan rápido, que no salió de él ninguna gota de sangre, ya que la misma roca le había tapado la gran herida, el no sintió ningún dolor, la parte de abajo del ombligo para arriba de un lado y de las piernas cayeron mas abajo, todos nos quedamos sorprendidos porque el estaba con vida, nos acercamos a el y después de un momento el empezó a hablarnos y dijo, no siento nada, no me duele nada, hizo el intento por levantarse, dos compañeros de ellos le tomaron del brazo, y el alcanzo a ver sus piernas desprendidas, le dijeron no, recuéstate, sus piernas estaban haciendo movimientos, en eso mi padre se acerco y le dijo con una voz enronquecida, ya no sigas más, mejor dime a que dios quieres para que vayamos por su sacerdote y te despidas, el se quedo pensando un momento y dijo tráeme al sacerdote del Dios Tlazoltéotl (imagen de arriba), muy bien, ve a traer el sacerdote del dios que pide para que se despida cordialmente, mientras el seguía hablando con nosotros, ahora si voy a poder hablar con todos los dioses porque me iré de este mundo, estaré allá arriba, en las nubes como estas rocas tan blancas, pero antes de irme quiero ver los arboles verdes de esta región, me preocupa mi esposa y mis hijos, ella es muy joven todavía y mi padre le dijo, no te preocupes por ellos, nosotros y el gobernador les daremos una compensación adecuada a tu viuda, en un rato llegó el sacerdote y entonces decidimos alejarnos, yo quería escuchar y mi padre me regaño diciéndome, hijo ven para acá, tu no puedes estar viendo ni mucho menos escuchar nada, los dejamos para que el le contara todo al sacerdote, el pudo contarle todos sus pecados, lo que se arrepentía de haber hecho y lo que había dejado de hacer, finalmente el sacerdote hizo los rituales pertinentes, para despedirlo de este mundo, después otros hombres tomaron las dos extremidades, para llevarlos rápidamente a los familiares para que se despida personalmente de ellos, pero en el camino dejó de respirar, sus ojos se cerraron para siempre y nunca llegaron a ver los arboles verdes.